martes, 3 de febrero de 2009

JUVENTUD DE LUIS



Desde niño había percibido el ritmo seductor de los desfiles militares. Conservará afición a los viajes, y estima al servicio militar. Sus padres, procuraron diligentemente su educación; desde bebé había vivido en Strasburgo, por lo que les urgía que el niño aprendiese muy bien el francés. Siete años tenía cuando su familia se radicó en Francia, al pedir el retiro el Capitán, su padre.
Luis, por inclinación personal, se hubiera dado a la carrera militar, pero su instinto de artista, que había de revelarse en sus dibujos, le inclinaba a la labor de trabajos primorosos. Se dedicaría a cincelar objetos de valor. También tomó cursos de arte mecánico de relojería.

Estos cursos los tomó entre los años 1842 y 1843., radicándose en casa de un primo hermano de su padre, en la capital de La Bretaña. Se enamoró de este lugar, de sus paisajes y la sencillez de sus costumbres.
Era excelente estudiante, crítico sobre sus trabajos, ordenado, limpio y metódico. Le fascinaba leer; sus autores preferidos fueron Fenelón, Lamartine y Chateaubriand.
Era un joven sensible, amante de la naturaleza y muy piadoso.
La relojería es un arte de aplicación que exige un largo aprendizaje y repetidas experiencias. Viajó nuevamente a Strasburgo a la casa de un amigo de su padre, Amado Mathey, que tenía un taller. Allí pudo aprender como funcionaba el reloj de la Catedral y de paso aprendía el idioma alemán. Esta permanencia duró dos años.

Antes de seguir narrando la vida de Luis, es necesario, queridos hermanitos, que conozcamos a la que Dios predestinaba para esposa de Luis Martin.