sábado, 30 de octubre de 2010

Los esposos Martin experimentan la verdad del respeto a la vida al recibir a sus numerosos hijos: «No vivíamos sino para nuestros hijos; eran toda nuestra felicidad y solamente la encontrábamos en ellos», escribirá Celia.

viernes, 22 de octubre de 2010

Se ha resaltado que entre las vocaciones a las cuales son llamados los seres humanos, el matrimonio es una de las más nobles y más elevadas. Los esposos Luis y Celia han comprendido que pueden santificarse no a pesar del matrimonio sino a través de él y por él. El ejemplo de estos esposos hace que la Iglesia sea más hermosa y espléndida. Ella reconoce la santidad de la institución del amor conyugal, como ha sido concebido por el mismo creador. De esta manera Luis y Celia se han convertido en luz del mundo y que por su matrimonio han servido al mismo Dios. Se han santificado practicando la justicia, amando la misericordia y caminando humildemente con Dios. Que su hogar sirva como modelo de la familia misionera y fecunda. Celia y Martín tuvieron cuatro hijas que se hicieron Religiosas Carmelitas. Gran fruto y testimonio.


sábado, 16 de octubre de 2010


Catorce años después de la muerte de Celia, en una carta de 1891, la tía Celina Guerin escribía a Teresita que estaba ya en el Carmelo : “¿Qué he hecho para que Dios me haya rodeado de corazones que tanto me quieren ? No he hecho sino responder a la última mirada de una madre a la que yo amaba mucho, mucho. He creído comprender aquella mirada que nada ni nadie podrá hacerme olvidar. Está grabada en mi corazón. Desde aquel día he tratado de reemplazar a la que Dios os había dado y que os amaba tanto, pero, ¡ay !, nadie reemplazará a una madre… ! Tus padres, Teresita, son de los que se pueden llamar santos y merecen ser padres de santos.”