Celia cuidaba bien a sus sirvientas, asistiéndolas ella misma cuando estaban enfermas. Ella no quería enviarlas al hospital o darles esa carga a sus familias. Por tres semanas ella cuidó a su criada, Luisa Marais, día y noche. Ella era amable con las quince mujeres que trabajaban haciendo los encajes, visitándolas los domingos después de las Vísperas y asegurándose que no les hacía falta nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario