jueves, 7 de enero de 2010

Cartas de Celia...



"Mi tiempo se ha acabado: Dios quiere que descanse"


A su hermano


16 de agosto de 1877


El día que recibí tu última carta, vino el médico. Lo había llamado por los dolores de estómago y de intestino. Esperaba que me pusiera un tratamiento que me aliviase, pero lo único que me recetó fue ¡una botella de agua de Vals! Sin embargo, creo que algo podría hacerse para ali­viarme, pues ya no puedo tenerme en pie. Ya casi no bajo; voy de la cama al sillón y del sillón a la cama. Las dos últi­mas noches han sido muy crueles.


Hace dos días me lavé con agua de Lourdes y a partir de ese momento he tenido muchos dolores, sobre todo en los brazos. Decididamente, la Santísima Virgen no quiere curarme.
No puedo seguir escribiendo: estoy al límite de mis fuerzas. Habéis hecho bien viniendo a Alençon mientras aún podía estar con vosotros.


¡Qué le vamos a hacer! Si la Santísima Virgen no me cura, es porque mi tiempo se ha acabado y Dios quiere que descanse en un lugar distinto de la tierra...



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