martes, 27 de diciembre de 2011

Unos frutos duraderos



Del manantial eucarístico, Celia obtiene una energía superior a la media de las mujeres, y su esposo una ternura superior a la media de los hombres. Luis gestiona la economía y consiente de buen grado ante las peticiones de su esposa: «En cuanto al retiro de María en la Visitación, escribe Celia a Paulina, sabes que a papá no le gusta nada separarse de vosotras, y había dicho primero formalmente que no iría… Anoche María se estaba quejando de ello y yo le dije: «Déjalo de mi cuenta; siempre consigo lo que quiero, sin forzar demasiado; todavía falta un mes; es suficiente para convencer diez veces a tu padre». No me equivocaba, pues apenas una hora después, cuando regresó, se puso a hablar amistosamente con tu hermana (María)… «Bien, me dije, este es el momento oportuno», e hice una insinuación al respecto. «¿Así que deseas de verdad ir a ese retiro?», dijo papá a María: «Sí, papá. – ¡Pues bien, puedes ir!»… Creo que yo tenía una buena razón para que María fuera a aquel retiro. Si bien suponía un gasto, el dinero no es nada cuando se trata de la santificación de un alma; y el año pasado María regresó completamente transformada. Los frutos todavía duran, aunque ya es hora de que renueve su provisión».

Los retiros espirituales producen frutos de conversión y de santificación, porque, bajo el efecto de su dinamismo, el alma, dócil a las iluminaciones y a los movimientos del Espíritu Santo, se purifica siempre más de los pecados y practica las virtudes, imitando al modelo absoluto que es Jesucristo, para conseguir una unión más íntima con él. Por eso dijo el Papa Pablo VI: «La fidelidad a los ejercicios anuales en un medio apartado asegura el progreso del alma». Entre todos los métodos de ejercicios espirituales «existe uno que obtuvo la completa y reiterada aprobación de la Sede Apostólica… el método de San Ignacio de Loyola, de quien Nos complace llamar Maestro especializado en ejercicios espirituales» (Pío XI, Encíclica Mens Nostra).

La vida profundamente cristiana de los esposos Martin se abre naturalmente a la caridad para con el prójimo: limosnas discretas a las familias necesitadas, a las que se unen sus hijas, según su edad; asistencia a los enfermos, etc. No tienen miedo de luchar justamente para reconfortar a los oprimidos. Así mismo, realizan juntos las gestiones necesarias para que un indigente pueda entrar en el hospicio, cuando éste no tiene derecho al no tener suficiente edad para ello. Son servicios que sobrepasan los límites de la parroquia y que dan testimonio de un gran espíritu misionero: espléndidas ofrendas anuales para la Propagación de la Fe, participación en la construcción de una iglesia en Canadá, etc.

Pero la intensa felicidad familiar de los Martin no debía durar demasiado tiempo. A partir de 1865, Celia se percata de la presencia de un tumor maligno en el pecho, surgido después de una caída contra el borde de un mueble. Tanto su hermano, que es farmacéutico, como su marido no le conceden demasiada importancia; pero a finales de 1876 el mal se manifiesta y el diagnóstico es concluyente: «tumor fibroso no operable» a causa de su avanzado estado. Celia lo afronta hasta el final con toda valentía; consciente del vacío que supondrá su desaparición, le pide a su cuñada, la señora Guérin, que, después de su muerte, ayude a su marido en la educación de los más pequeños.

Su muerte acontece el 28 de agosto de 1877. Para Luis, de 54 años de edad, supone un abatimiento, una profunda llaga que sólo se cerrará en el Cielo. Pero lo acepta todo, con un espíritu de fe ejemplar y con la convicción de que su «santa esposa» está en el Cielo. Y cumplirá con la labor que había empezado en la armonía de un amor intachable: la educación de sus cinco hijas. Para ello, escribe Teresita, «aquel corazón tierno de papá había añadido al amor que ya poseía un amor realmente maternal». La señora Guérin se ofrece para ayudar a la familia Martin, invitando a su cuñado a trasladar su hogar a Lisieux. Para aquellas pequeñas huérfanas, la farmacia de su marido será su segunda casa y la intimidad que une a ambas familias crecerá con las mismas tradiciones de sencillez, labor y rectitud. A pesar de los recuerdos y de las fieles amistades que podrían retenerlo en Alençon, Luis se decide a sacrificarlo todo y a mudarse a Lisieux.


Fuente: clairval.com

martes, 20 de diciembre de 2011

"El matrimonio Martin es un buen ejemplo de transmisión de la fe a los hijos en el ámbito familiar, así como de la vivencia cristiana de la enfermedad y del respeto de la vida hasta el final"

( P. Josep Castellá, prior del Santuario Santa Teresita de Lisieux, Lèrida España)

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Palabras tomadas de la homilía del Cardenal José Saraiva Martins el día de la beatificación de Luis y Celia: "Mientras leía la carta apostólica del Santo Padre pensaba en mi padre y en mi madre; y en este momento quisiera que también vosotros pensarais en vuestro padre y en vuestra madre, y que juntos diéramos gracias a Dios porque nos ha creado y nos ha hecho cristianos a través del amor conyugal de nuestros padres. Recibir la vida es algo maravilloso, pero, para nosotros, es más admirable aún que nuestros padres nos hayan conducido a la Iglesia, la única capaz de hacer cristianos. Nadie puede hacerse cristiano por sí mismo".



lunes, 21 de noviembre de 2011


Los Martin no son santos por haber dado vida a una santa, sino por haber aspirado a la santidad como pareja. Eran guiados por un deseo recíproco, ambos poseían el deseo de observar la voluntad de Dios en la vida que vivían y la obediencia a Su mandato: “Sed santos porque yo soy santo”. Luis y Celia Martin eran la tierra fértil y rica en la que nació Teresita y vivió durante quince años antes de convertirse en “la santa más grande de los tiempos modernos”. [Pío X]

viernes, 11 de noviembre de 2011

La pareja participaba de la Misa diariamente, a las cinco y media de la mañana, rezaba el ángelus y vísperas, ayunaba en Cuaresma y Adviento, invitaba a pobres a comer en su casa y visitaban ancianos.


lunes, 24 de octubre de 2011

Testigos de la alegría de creer y de vivir en Cristo



En su última carta, dirigida a su hermano, algunos días antes de su muerte, Celia escribe: “¿Qué quieres?

Si la Santísima Virgen no me cura, es por que mi hora ha llegado, y que el buen Dios quiere que descanse en otro lugar que no sea la tierra…” Luis, por su parte, ve salir a cada una de sus hijas hacia la vida religiosa. Se arriesga a encontrarse solo, pero no quiere retenerlas para sí mismo. Vive la situación de Abraham a quien Dios le pide su hijo. Tras la entrada de Teresita en el Carmelo alguien le dijo que no tenía nada que envidiar de Abraham, a lo que responde rápidamente. “Sí, pero, lo confieso, hubiera elevado lentamente la espada, esperando al ángel y al carnero”.

Sí, Luis y Celia Martin quieren seguir a Cristo que toma el camino del don total de sí mismo y saben por la fe la fecundidad que contiene tal don.

Contemplando su vida, vemos bien cómo es en la oración, en la Eucaristía, en una vida eclesial regular y en una atención muy realista a los demás, de donde sacan, en el día a día, el dinamismo de su don de sí.

De esta manera, son los testigos de la alegría, de la verdadera alegría, la de creer y de vivir en Cristo.

martes, 11 de octubre de 2011


Qué es lo que fascina de los esposos Martin? ¿Qué mensaje deja esta familia a la Iglesia y a la sociedad?
Sin duda fascina la valentía de esta familia que, después de diecinueve años de matrimonio, ante la crisis económica que afligía a Francia, queriendo garantizar bienestar y futuro a sus hijos, halló la fuerza de dejar Alençon y trasladarse a Lisieux, como tantos hombres y mujeres de nuestro tiempo, "emigrantes" en busca de lo que pudiera hacer más bella la vida y concreta la esperanza. Hay una belleza que emana de su trabajo artesanal emprendedor: Luis Martín, como relojero y joyero; y Celia Guérin, como pequeña empresaria de una taller de bordado. Junto con sus cinco hijas, emplearon tiempo y dinero en ayudar a quienes tenían necesidad. Su casa no fue una isla feliz en medio de la miseria, sino un espacio de acogida, comenzando por sus obreros.

sábado, 10 de septiembre de 2011

"No tenía más que mirarlo para saber como rezan los santos"

(Esto decía Santa Teresita de su padre Luis Martin)


miércoles, 31 de agosto de 2011


Cada mañana y cada noche rezaban en familia; observaban el domingo y las fiestas de la Iglesia atentamente. Luis era un líder en la adoración nocturna de la Eucaristía. Celia, siempre la última en ir a la cama, muchas veces estaba despierta hasta casi la medianoche. Había muchas exigencias de su tiempo, pero ellos lo daban generosamente para servir a Dios y al prójimo.

sábado, 13 de agosto de 2011



Dios no tarda en satisfacer a su siervo. El 23 de junio de 1888, aquejado de accesos de arteriosclerosis que le afectan en sus facultades mentales, Luis Martin desaparece de su domicilio. Tras muchas tribulaciones, lo encuentran en Le Havre el día 27. Es el principio de una lenta e inexorable degradación física. Poco tiempo después de que Teresa tomara los hábitos, momento en que se había mostrado «tan apuesto y tan digno», es víctima de una crisis de delirio que hace necesario su internamiento en el hospital del Salvador de Caen; es una situación humillante que acepta con extraordinaria fe. Cuando consigue expresarse repite sin cesar: «Todo sea para la mayor gloria de Dios»; o también: «Nunca había sufrido una humillación en la vida, por eso necesitaba una». En mayo de 1892, cuando ya las piernas sufren de parálisis, lo devuelven a Lisieux. «¡Adiós, hasta el Cielo!», consigue decir a sus hijas con motivo de su última visita al Carmelo. Se apagará dulcemente como consecuencia de una crisis cardíaca el 29 de julio de 1894, asistido por Celina, que había demorado su entrada en el Carmelo para dedicarse a él.

lunes, 1 de agosto de 2011



Luis y Celia se dejaron llevar por los planes de Dios, renunciando generosamente a los que ellos mismos habían diseñado. Pusieron siempre su confianza en Él, y encontraron así en el matrimonio su propio camino de santificación. Camino efectivo y fecundo, pues del manantial de su amor conyugal y entrega mutua ya los planes de Dios, surgió un ambiente y un entorno de fe que alentó y vigorizó las vocaciones religiosas de sus hijas. Son un testimonio clarísimo de que la familia cristiana que está basada en el amor recíproco es el ámbito donde cada uno puede crecer y desarrollarse hasta alcanzar la santidad dando un servicio valiosísimo a la sociedad y a la Iglesia.
(fuente: Boletín Pastoral Familiar)

martes, 19 de julio de 2011

LES BUISSONNETS





Agradable morada, rodeada de árboles, «dulce nido de infancia» de Teresita.








martes, 12 de julio de 2011

12 de julio: fiesta litúrgica de los Beatos Celia y Luis Martín


La Iglesia ha señalado el 12 de julio como fecha para la celebración litúrgica de la memoria de los beatos Luis Martin y Celia Guerin, padres de santa Teresita. Aquellos que formaron y educaron a la "Santa más grande de los tiempos modernos", son también celebrados por toda la cristiandad como modelo de fidelidad evangélica. Y en dicha celebración no se honra a cada uno de ellos en particular, sino que se nos invita a contemplarlos como pareja que ha hecho visible de modo particular el amor que Cristo tiene a su Iglesia, vocación de todos los esposos.

Más allá de sus limitaciones naturales, los padres de santa Teresita constituyeron un hogar en el que Dios ocupaba el primer lugar: "Dios es el Maestro. Hace lo que quiere", afirmaba Celia; y su marido repetía también con frecuencia: "Al Señor Dios es al primero al que se ha de servir".

sábado, 9 de julio de 2011

A imitación del señor Martin, los padres deben acoger las vocaciones como un don de Dios, escribe el Papa Juan Pablo II: «Vosotros, padres, dad gracias al Señor si ha llamado a la vida consagrada a alguno de vuestros hijos. ¡Debe ser considerado un gran honor – como lo ha sido siempre– que el Señor se fije en una familia y elija a alguno de sus miembros para invitarlo a seguir el camino de los consejos evangélicos! Cultivad el deseo de ofrecer al Señor a alguno de vuestros hijos para el crecimiento del amor de Dios en el mundo. ¿Qué fruto de vuestro amor conyugal podríais tener más bello que éste?» (Vita consecrata, 25 de marzo de 1996, nº 107).

viernes, 1 de julio de 2011


LEONIA MARTIN

Dentro de unos pocos meses después de la publicación de una Historia de un alma, Leonia volvió a entrar en el convento de la Visitación de Caen, donde permaneció el resto de su vida. Ella eligió a su nombre religioso "Sr. Francisca Teresa, en honor de San Francisco de Sales y su hermana Teresa, cuya presencia se siente a menudo. Léonie muy gentilmente aceptó la superioridad evidente de su hermana para ella. Tal vez fue una explicación por escrito de Teresa de por qué algunas personas parecen menos espiritualmente dotados que otros que ayudaron a Leonia a aceptar su lugar en el mundo:

"Entendí cómo todas las flores que ha creado son hermosas, ¿cómo el esplendor de la rosa y la blancura del lirio no le quitan el perfume de las violetas poco o la simplicidad encantadora de la margarita. Comprendí que si todas las flores quería ser rosas, la naturaleza perdería su belleza en primavera, y los campos ya no sería decorado con pequeñas flores silvestres. "

por Theresa Doyle-Nelson

viernes, 24 de junio de 2011


FE DE LOS ANILLOS

Los anillos es el símbolo antiguo de integridad y paz.
Esto representa también los límites que no pueden ser cruzados en una
relación especial. El círculo es el signo de pacto nupcial.
El metal precioso significa el amor alimentado por el amor de Dios, que hace más precioso y soportable el amor conyugal. En dando los anillos la pareja reconoce que la permanencia de la vida humanas se ha unido en un círculo no interrumpido. Los toques nupciales que llevan los nombres de Louis y Zélie, indican que ellos tienen abrazado la forma de amor conyugal para seguir a Cristo.


jueves, 16 de junio de 2011


Luis y Celia nos revelan una verdad sencilla, muy sencilla : la santidad cristiana es la vocación normal de cada bautizado. Luis y Celia nos dicen sencillamente que la santidad concierne lo mismo a la mujer, al marido, a los hijos, a las preocupaciones del trabajo e incluso a la sexualidad. La santidad no es ser un super hombre, es ser un hombre auténtico.

Cardenal José Saraiva Martins

martes, 7 de junio de 2011


La intuición de Celia

Celia Guerin tiene el don de la intuición, sin que ella se lo pueda explicar. Los hechos están ahí. La víspera de sus veinte años hace una novena a la Virgen Inmaculada para orientarse en la elección de un trabajo profesional: súbitamente se da cuenta con claridad, ese 8 de diciembre de 1850, como si se lo hubiera dictado la Madre de Familia de Nazareth: "Manda hacer punto de Alencon"...
El 8 de diciembre será siempre para ella "un día memorable: he obtenido dos veces grandes gracias en este día", escribe, "es para mí una gran fiesta".

viernes, 3 de junio de 2011

Celia cuidaba bien a sus sirvientas, asistiéndolas ella misma cuando estaban enfermas. Ella no quería enviarlas al hospital o darles esa carga a sus familias. Por tres semanas ella cuidó a su criada, Luisa Marais, día y noche. Ella era amable con las quince mujeres que trabajaban haciendo los encajes, visitándolas los domingos después de las Vísperas y asegurándose que no les hacía falta nada.

domingo, 22 de mayo de 2011

« Era remarcable la unión que había dentro de esta familia, tanto entre los esposos como entre los padres y los hijos». (Cita del abad Dumaine, vicario en Nuestra Señora de Alençon)

domingo, 8 de mayo de 2011


Ellos mostraron que el matrimonio puede ser el punto de partida del viaje a la santidad. La vida de familia como Dios quiso, para ser una vocación: una llamada a la santidad.

sábado, 30 de abril de 2011

De Luis...

...En el umbral del otoño de 1845, Luis toma la decisión de entregarse por completo a Dios, por lo que se encamina al Hospicio de San Bernardo el Grande, en el corazón de los Alpes, donde los canónigos consagran su vida a la oración y a rescatar a los viajeros perdidos en la montaña. Se presenta ante el prior, quien le insta... a que regrese a su casa a fin de completar sus estudios de latín antes de un eventual ingreso en el noviciado. Tras una infructuosa tentativa de incorporación tardía al estudio, Luis, muy a pesar suyo, renuncia a su proyecto. Para perfeccionar su instrucción, se marcha a París, regresando e instalándose a continuación en Alençon, donde vive con sus padres. Lleva una vida tan ordenada que sus amigos dicen : «Luis es un santo»....
 

domingo, 24 de abril de 2011


Luis sonríe cuando ve la alegría y la con­fianza de la pequeña, su novena... Cómo com­parte lo que su esposa escribe sobre la peque­ña en sus largas cartas a María y Paulina, o a la monja de Le Mans y a su hermano Isidoro Guérin, farmacéutico en Lisieux. "Parece muy inteligente... Será hermosa y ya es graciosa" (CF 117). "Cada día es más graciosa, está bal­buceando desde la mañana hasta la tarde" (CF 118). "Es muy inteligente y nos da conversa­ciones muy entretenidas. Ya sabe rezar a Dios" (CF 130).

lunes, 18 de abril de 2011


A Teresita debemos, sin duda alguna, los juicios más despiertos acerca de lo que para ella y en su vida de familia fueron sus padres. “Mi niñez se acabó muy pronto. Mis soleados años pasaron vertiginosamente. Lo que recuerdo más de ellos fue la muerte de mamá. Recuerdo todos los detalles de su enfermedad cancerosa. Las últimas semanas que pasó con nosotras cinco en la tierra fueron imborrables. Celina y yo parecíamos dos pobres desterradas. Salíamos de casa a primera hora. Vivíamos en casa de la señora de Lenche. Papá, cuando mamá ya había muerto, me llevó adonde estaba su hermoso cuerpo y me dijo:”Da un último beso a mamá”. Y yo acerqué a ella mis labios y la besé. Cuando le administraron a mamá la unción, yo estaba junto a Celina. Papá la miraba amorosamente. Qué fuerza la suya en aquellos momentos. Alguien me preguntó alguna vez si había sido lenta y dolorosa la muerte de mamá. No lo sé. Lo único que recuerdo es que yo me cobijé en un rincón y que, desde él, en silencio, miraba todo y me quedaba con todo. Fuero horas en que aprendí –tan niña- muchas cosas sobre la vida y sobre la muerte.

viernes, 8 de abril de 2011

El Pabellón: un lugar para relajarse ...


Adquirido por Luis Martín, en 1857, el Pabellón fue para él un lugar de meditación y recreación. En la esquina de un jardín, esta torre hexagonal pequeña tiene una planta baja y dos pisos a disposición de cualquier escalera exterior y interior y luego, una escalera de caracol de madera. Ubicado ...cerca de la Sarthe, Louis encuentra su arte de pesca. Después de su matrimonio, el Pabellón es para su familia, un lugar de relajación. Sus hijas les encanta venir y recoger las fresas y grosellas.

miércoles, 30 de marzo de 2011


Luis y su esposa se proponen vivir como hermano y hermana, siguiendo el ejemplo de San José y de la Virgen María. Diez meses de vida en común en total continencia hacen que sus almas se fundan en una intensa comunión espiritual, pero una prudente intervención de su confesor y el deseo de proporcionar hijos al Señor les mueven a interrumpir aquella santa experiencia. Celia escribirá más tarde a su hija Paulina: «Sentía el deseo de tener muchos hijos y educarlos para el Cielo». En menos de trece años tendrán nueve hijos, y su amor será hermoso y fecundo.

domingo, 20 de marzo de 2011


Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz dará testimonio de la manera concreta en que su padre vivía el Evangelio: «Lo que más me llamaba la atención eran los progresos en la perfección que hacía papá; a imitación de San Francisco de Sales, había conseguido dominar su natural vivacidad, hasta el punto que parecía que poseía la naturaleza más dulce del mundo... Las cosas de este mundo apenas parecían rozarle, y se recuperaba con facilidad de las contrariedades de la vida».

viernes, 4 de marzo de 2011


En medio de los mayores desasosiegos, la confianza de Celia se ve fortificada por la demostración de fe de su esposo, en particular por su estricta observancia del descanso dominical: Luis nunca abre la tienda los domingos. Es el día del Señor, que se celebra en familia; primero con los oficios de la parroquia y luego con largos paseos; los niños disfrutan en las fiestas de Alençon, jalonadas de cabalgatas y de fuegos artificiales.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Celia y Luis: un amor hermoso


«Un amor que no es «hermoso», es decir, un amor que queda reducido a la satisfacción de la concupiscencia, o a un «uso» mutuo del hombre y de la mujer, hace que las personas lleguen a ser esclavas de sus debilidades» (Carta a las familias, 13). Desde ese punto de vista, las personas son utilizadas como si fueran cosas: la mujer puede llegar a ser un objeto de deseo para el hombre, y viceversa; los hijos, una carga para los padres; la familia, una institución molesta para la libertad de sus miembros. Nos encontramos entonces en las antípodas del verdadero amor.

«Al buscar sólo el placer, podemos llegar a matar el amor, y a matar sus frutos, dice el Papa. Para la cultura del placer, el fruto bendito de tu seno» (Lc 1, 42) se convierte en cierto sentido en un «fruto maldito», es decir, no deseado, que se quiere suprimir mediante el aborto. Esa cultura de muerte se opone a la ley de Dios: «Respecto a la vida humana, la Ley de Dios carece de equívocos y es categórica. Dios nos ordena: No matarás (Ex 20, 13). Así pues, ningún legislador humano puede afirmar: Te está permitido matar, tienes derecho a matar, deberías matar» (Ibíd., 21).

«Sin embargo, añade el Papa, constatamos cómo se está desarrollando, sobre todo entre los jóvenes, una nueva conciencia por el respeto a la vida a partir de la concepción... Es un germen de esperanza para el futuro de la familia y de la humanidad» (Ibíd.). Así es; pues en el recién nacido se realiza el bien común de la familia y de la humanidad. Los esposos Martin experimentan esa verdad al recibir a sus numerosos hijos: «No vivíamos sino para nuestros hijos; eran toda nuestra felicidad y solamente la encontrábamos en ellos», escribirá Celia.

Sin embargo, su vida conyugal no está carente de pruebas. Tres de sus hijos mueren prematuramente, dos de ellos eran los varones; después fallece de repente María Helena, de cinco años y medio. Plegarias y peregrinaciones se suceden en medio de la angustia, en especial en 1873, durante la grave enfermedad de Teresa y la fiebre tifoidea de María. En medio de los mayores desasosiegos, la confianza de Celia se ve fortificada por la demostración de fe de su esposo, en particular por su estricta observancia del descanso dominical: Luis nunca abre la tienda los domingos. Es el día del Señor, que se celebra en familia; primero con los oficios de la parroquia y luego con largos paseos; los niños disfrutan en las fiestas de Alençon, jalonadas de cabalgatas y de fuegos artificiales.

La educación de los hijos es a la vez alegre, tierna y exigente. En cuanto tienen uso de razón, Celia les enseña a ofrecer su corazón al Señor cada mañana, a aceptar con sencillez las dificultades diarias «para contentar a Jesús». Esta será la marca indeleble y la base de la «pequeña vía» que enseñará su benjamina, la futura Santa Teresita.

«El hogar es así la primera escuela de vida cristiana», como enseña el Catecismo de la Iglesia Católica (Catecismo, 1657). Luis ayuda a su esposa en sus tareas con los niños: sale a las cuatro de la madrugada en busca de una nodriza para uno de los más pequeños, que está enfermo; acompaña a su mujer a diez kilómetros de Alençon durante una noche helada hasta la cabecera de su primer hijo, José; cuida a su hija mayor, María, cuando padece la fiebre tifoidea, a la edad de trece años, etc.

sábado, 29 de enero de 2011


En las primeras páginas de su infancia Teresa recuerda: "Dios me concedió el favor de abrir mi inteligencia a una edad temprana y de la impronta recuerdos de la niñez profundamente en mi memoria. Jesús en su amor, quería, que yo supiera la madre sin igual que Él me había dado, pero que su mano se apresuró a la corona en el Cielo. "

Santa Teresa tenía sólo 4 años y medio cuando murió su madre, pero ella la recordaba con claridad para el resto de su vida, ella reconoció la influencia que tenía en ella durante los primeros años y recordó en particular los detalles de su enfermedad y sus últimas semanas en la tierra .

viernes, 21 de enero de 2011

Un gran honor...


La vida en los «Buissonnets», la nueva casa de Lisieux, resulta más austera y retirada que en Alençon. La familia mantiene pocas relaciones, y cultiva el recuerdo de la persona a la que el señor Martin sigue designando con el nombre de «vuestra santa mamá». Las más jovencitas son confiadas a las Benedictinas de Nuestra Señora del Prado. Pero Luis sabe procurarles distracciones: sesiones teatrales, viajes a Trouville, estancia en París, etc., intentando que, a través de todas las realidades de la vida, encuentren la gloria de Dios y la santificación de las almas.

Su santidad personal se revela sobre todo en la ofrenda de todas sus hijas, y después de sí mismo. Celia ya preveía la vocación de las dos mayores, pues Paulina ingresaba en el Carmelo de Lisieux en octubre de 1882, y María en octubre de 1886. Al mismo tiempo, Leonina, de difícil temperamento, inicia una serie de infructuosos intentos; en primer lugar en las Clarisas, y luego en la Visitación, donde, tras dos intentos fallidos, acabará ingresando definitivamente en 1899. Teresa, la benjamina, la «pequeña reina», conseguirá vencer todos los obstáculos hasta ingresar en el Carmelo a los 15 años, en abril de 1888. Dos meses después, el 15 de junio, Celina revela a su padre que también ella siente la llamada de la vida religiosa. Ante aquel nuevo sacrificio, la reacción de Luis Martin es espléndida: «Ven, vayamos juntos ante el Santísimo a darle gracias al Señor por concederme el honor de llevarse a todas mis hijas».

sábado, 8 de enero de 2011

Leonia -notas cronológicas-


03.06.1863 Nacimiento de Leonia, tercera hija de los Martin, en Alençon.
23.05.1875 Primera Comunión en Ntra Sra de Alençon.
18.06.1877 Acompaña a su madre enferma a Lourdes con María y Paulina.
03.10.1881 Termina sus estudios en las Benedictinas de Lisieux donde había estado como pensionista. Tiene 18 años.
13.05.1883 Curación milagrosa de Teresa por la Virgen en presencia de Leonia.
14.06.1884 Madrina de confirmación de Teresa.
07.10.1886 Durante una estancia del Sr. Martin y sus cuatro hijas en Alençon, primer ensayo de vida religiosa en las Clarisas. Sólo estará dos meses.
16.07.1887 A los 24 años entra en la Visitación de Caen.
06.01.1888 Leonia deja la Visitación de Caen donde ha permanecido solo seis meses.
10.01.1889 Asiste a la toma de hábito de Teresa con el Sr Martin y Celina.
12.02.1889 El Sr. Martin es internado en el Buen Salvador de Caen donde estará más de tres años. Leonia y Celina lo visitan regularmente.
24.06.1893 Segunda entrada en la Visitación de Caen.
06.04.1894 Toma de hábito con el nombre de Sor María Dositea.
20.07.1895 Después de dos años en la Visitación de Caen Leonia, de 32 años, vuelve a Lisieux donde vive con los Guerin en Lisieux.
17.07.1897 Ultima carta de Teresa a Leonia en la que le asegura que será visitandina.
04.10.1897 Entierro de Teresa. Leonia preside el duelo.
28.01.1899 Tercera entrada de Leonia en la Visitación de Caen a los 35 años y medio. Será la definitiva.
30.06.1899 Nueva toma de hábito de Leonia, esta vez con el nombre de Sor Francisca Teresa, en la Visitación de Caen.
02.07.1900 Profesión en la Visitación de Caen.
08.1910 Leonia es testigo en el proceso informativo de la Causa de Beatificación de Teresa, en Bayeux.
09.1915 Encuentro de las tres hermanas en el Carmelo de Lisieux con motivo del Proceso Apostólico de la Beatificación de Teresa.
29.04.1923 Beatificación de Sor Teresa del Niño Jesús.
16.06.1941 Muere en la Visitación de Caen a los 78 años.
11.03.1945 La urna de las reliquias de Teresa llega a la Visitación de Caen a la vuelta de los actos que tuvieron lugar en París, en honor de Santa Teresita, Patrona de Francia, para visitar los restos mortales de Leonia en la cripta. Desde hace unos 15 años, esta cripta está abierta a los numerosos peregrinos que vienen a rezar ante la tumba de Leonia
.

lunes, 3 de enero de 2011

Vida de familia...


Teresa Martin nace en una familia profundamente cristiana de la Francia de finales del siglo XIX. Sus padres, hoy beatificados, fueron el mejor modelo donde Teresa vio reflejada la honestidad de un matrimonio santo y la religión vivida a profundidad. El ambiente que la rodeó, además del hogar, las religiosas benedictinas que la educaron, trabajaron no poco, en la formación espiritual de la joven. Luego de la muerte de la madre, Celia Guérin en 1877, el Sr. Luis Martin centraba el amor de sus cinco hijas: María, Paulina, Leonia, Celina y Teresa. Cuatro hijos más habían muerto a poco de nacer.