sábado, 13 de noviembre de 2010


Ellos son ejemplo y esperanza para la comunidad eclesial que peregrina en este mundo.
Unos padres y esposos que fueron capaces de crear un hogar de santidad para sus nueve hijos. De ellos destaca Santa Teresita de Lisieux, patrona de las misiones y maestra espiritual en el caminar hacia Dios.

Una vida matrimonial santa, no exenta de tribulaciones personales, familiares y sociales. Pero aparece en toda su trayectoria la confianza serena en el don del Padre que hace posible que toda circunstancia adversa, como la muerte de sus varios hijos en edad prematura, la enfermedad, la fidelidad al trabajo y su compromiso social y humano fueron a través de ellos y para los demás un signo nuevo de amor y entrega.

La espiritualidad y santidad de su matrimonio ha sido el espejo radiante que ha iluminado a nuestras familias y vocaciones.

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