viernes, 3 de junio de 2011

Celia cuidaba bien a sus sirvientas, asistiéndolas ella misma cuando estaban enfermas. Ella no quería enviarlas al hospital o darles esa carga a sus familias. Por tres semanas ella cuidó a su criada, Luisa Marais, día y noche. Ella era amable con las quince mujeres que trabajaban haciendo los encajes, visitándolas los domingos después de las Vísperas y asegurándose que no les hacía falta nada.

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