lunes, 1 de agosto de 2011



Luis y Celia se dejaron llevar por los planes de Dios, renunciando generosamente a los que ellos mismos habían diseñado. Pusieron siempre su confianza en Él, y encontraron así en el matrimonio su propio camino de santificación. Camino efectivo y fecundo, pues del manantial de su amor conyugal y entrega mutua ya los planes de Dios, surgió un ambiente y un entorno de fe que alentó y vigorizó las vocaciones religiosas de sus hijas. Son un testimonio clarísimo de que la familia cristiana que está basada en el amor recíproco es el ámbito donde cada uno puede crecer y desarrollarse hasta alcanzar la santidad dando un servicio valiosísimo a la sociedad y a la Iglesia.
(fuente: Boletín Pastoral Familiar)

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