miércoles, 23 de junio de 2010


El matrimonio es la primera escuela del amor de Dios en la vida de la mayoría de los niños, de los futuros predicadores, como lo fue en el caso del Matrimonio entre los beatos Louis y Zélie Martin, los padres de una Patrona de Misiones, Sta. Teresita de Lisieux, que se casaron en 1858. Fueron el segundo matrimonio beatificado.

Como si la santidad no fuera suficiente, también dieron muestra de “equilibrio psicológico y progreso material” en sus vidas. Afrontaron dificultades como la pérdida de cuatro hijos en la infancia con serenidad y por sus ingresos eran una de las familias más privilegiadas de su ciudad. Falleció la Bta. Zélie en 1877 y el Bto. Martin se mudó a una residencia grande en Lisieux, en la que continuó formando a sus cinco hijas, manteniendo alejada la influencia de su sociedad, y también pudo así llevar a su hija menor a ver al Papa cuando ella quiso hacerse carmelita antes de la edad permitida. Las cinco hijas se consagrarían al Señor a través de la vida religiosa.

Lo que más les distinguía era que Dios formaba parte del Matrimonio, de sus vidas. La ventaja de esto es incalculable y sólo se podrá apreciar bien en la eternidad.


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