sábado, 29 de noviembre de 2008

Despues de la Partida de Celia ..



La vida en los «Buissonnets», la nueva casa de Lisieux, resulta más austera y retirada que en Alençon.
La familia mantiene pocas relaciones, y cultiva el recuerdo de la persona a la que el señor Martin sigue designando con el nombre de «vuestra santa mamá».
Las más jovencitas son confiadas a las Benedictinas de Nuestra Señora del Prado.
Pero Luis sabe procurarles distracciones: sesiones teatrales, viajes a Trouville, estancia en París, etc., intentando que, a través de todas las realidades de la vida, encuentren la gloria de Dios y la santificación de las almas.

jueves, 27 de noviembre de 2008

BIENAVENTURADOS LUIS Y CELIA MARTIN

Hace 150 años, Luis y Celia Martin, padres de Teresita, se unían en matrimonio en Alençon y decidieron realizar su propio proyecto de vida constituyendo una gran familia.

Para vivir su amor, tuvieron que renunciar a sus anteriores aspiraciones de vocación a la vida religiosa . Integraron en su vida de pareja, como muchos contemporaneos suyos, la participación intensa, activa, regular y ardiente en la vida de la Iglesia. Se nutrieron de los Sacramentos,se implicaron en su parroquia y dedicaron un tiempo cada día a la oración compartida, al recogimiento, a la meditación y al ritmo respetuoso y discreto de la vida personal de cada uno.
No dejaron jamás de recibir el sacramento de la Reconciliación según lo recomendado por la Iglesia y de vivir la gracia recibida. Unidos en la confianza de vivir el camino ordinario de la santifición como pareja, dieron vida a nueve hijos trabajando cada uno en su profesión .

Las pruebas familiares marcaron su vida y purificaron su fe, afianzando su confianza en el Señor. Llevaron una vida de trabajo intenso y probado. Afrontaron la enfermedad y la muerte de cuatro de sus queridos hijos, fallecidos con muy pocos años. Sólo les vivieron cinco hijas de las que Teresa , la benjamina, será la más concida por su cumpliento de la doctrina del Evangelio en su vida y por su irradiación misionera.

Cinco años después de su matrimonio, en 1850, Luis y Celia crean su propia empresa de encaje de Alençon. Luis trabajó con su esposa. Se ingenió para llevar al encaje las nuevas corrientes, los nuevos modelos Los resultados fueron extraordinarios. Había que encontrar nuevos mercados.
Por esto viajó frecuentemente de Alençon a París para buscar nuevos clientes, conservar los existentes y asegurar el buen desarrollo de la producción de Celia y de sus empleadas. Durante este periodo trapasó su relojería a su sobrino Adolfo Leriche. Luis y Celia dejaron la casa de la calle Puente Nuevo de Alençon e instalaron sus actividades en la calle San Blas.

Celia asumió, con un coraje extraordinario su responsabilidad maternal, su compromiso profesional y su doloroso combate contra el cáncer que la llevaría a la muerte el 28 de agosto de 1877. Tenía 46 años y dejaba a su marido-del que conocía su fragilidad- y a sus cinco hijas. La mayor, María, no tenía mas que 17 años y la pequeña, Teresita, cuatro y medio. Para esta se acababa el periodo de Alençon y se abría el de Lisieux.
En esta familia corriente, iluminada por la fe, confrontada a los azares de la vida, minada por la enfermedad emergen, se afirman y se desarrollan las respuestas y las vocaciones de sus hijas. Cuatro escogieron el mismo Carmelo : el de Lisieux. Leonía el de la Visitación de Caen.

La beatificación de los padres descubrirá la vida de esta pareja tan atenta a inscribir su respuesta cotidiana en el compromiso con sus hijos y en el crecimiento espiritual de cada unode ellos. Pasarán por momentos muy dolorosos en su vida pero su fe, llena de paz, humilde , ardiente y enraizada en la Iglesia les permitirá aceptarlos en paz.Llena de inmenso amor filial, Teresita no vacila en escribir al abate Bellière dos meses antes de su muerte :
" Dios me dio un padre y una madre más dignos del cielo que de la tierra. Pidieron al Señor que les diera muchos hijos y que los tomara para sí. Su deseo fue escuchado: cuatro angelitos volaron al cielo y las cinco hijas que quedaron en la arena tomaron por esposo a Jesús ".

¡Estamos en buena compañía!

Texto de Mons. Pedro PICAN, obispo de Bayeux y Lisieux


Dieu Notre Père, je te rends grâce pour Louis et Zélie Martin.

martes, 25 de noviembre de 2008

HIJOS : Paulina


Notas cronológicas de la vida de SOR INÉS DE JESÚS -Paulina-

07.09.1861 : Nacimiento de Paulina, segunda hija de los Martin.
08.09.1861 : Bautizo en la iglesia de Saint-Pierre de Montsort.
10.1868 : Paulina y María entran como pensionistas en la Visitación de Le Mans, donde está su tía, Sor María Dosithée.
02.07.1874 : Paulina hace su primera comunión en la capilla de la Visitación. Sueña que será visitandina.
1875 : Al terminar María sus estudios, Paulina se queda sola en el pensionado. Correspondencia regular entre Celia Martin y Paulina.
01.08.1877 : Paulina deja el pensionado de la Visitación.
28.08.1877 : Después de la muerte de la Sra Martin, Teresa decide : "Mi mamá será Paulina!"
16.02.1882 : En la catedral de S. Pedro, en la capilla de Ntra Sra del Carmen, Paulina siente la vocación de entrar en el Carmelo.
02.10.1882 : Paulina entra en el Carmelo de Lisieux y toma el nombre de Sor Inés de Jesús.
06.04.1883 : Paulina pronuncia sus votos perpetuos en las manos de la fundadora del Carmelo de Lisieux, M. Genoveva de Santa Teresa..
08.05.1884 : Pauline prononce ses voeux perpétuels entre les mains de la Fondatrice du Carmel de Lisieux, Mère Geneviève de Sainte-Thérèse.
20.02.1893 : Es elegida priora por primera vez. El 21 de marzo de 1896 será sustituida por M. María de Gonzaga.
Invierno 1894 : Ordena a Teresa escribir sus recuerdos de infancia.
junio 1897 : Propone a M. María de Gonzaga, editar los escritos de Teresa.
19-20 octubre 1898 : Publicación de "Historia de un alma". A ella se debe gran parte de la preparación del libro.
1902 : M. Inés vuelve a ser priora.
1909 : En el momento en el que se prepara el Proceso de Teresa, Sor Inés de Jesús es reelegida priora.
1923 : Pío XI la confirma priora de por vida. M Inés dedicará toda su vida a difundir la vida de Teresa y su doctrina en el mundo.
07.06.1944 : Los bombardeos devastan Lisieux. El superior de la Misión de Francia pide a la M. Priora que las Carmelitas abandonen el monasterio y se refugien en la Cripta de la Basílica..
27.08.1944 : Después de ochenta días vuelven al Carmelo que no ha sufrido las consecuencias de los bombardeos, milagrosamente.
01.1949 : Sufre una congestión pulmonar.
28.07.1951 : Muere a la edad de 90 años.
01.08.1951 : Solemnes exequias bajo la presidencia de Mons. Picaud, Obispo de Bayeux y Lisieux.
En alabanza de Cristo, amen!

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Un ejemplo de Familia


«Sí, la civilización del amor es posible, no es una utopía. Pero sólo es posible si volvemos constantemente y con fervor nuestro rostro hacia Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, del que toda paternidad toma el nombre en los cielos y en la tierra (Ef 3, 14-15), de quien procede toda familia humana» (Juan Pablo II, Carta a las familias, 2 de febrero de 1994, nº15). Así pues, la civilización del amor nace y se desarrolla en la familia.

No obstante, «los ataques contra la institución de la familia se repiten desde hace tiempo. Se trata de agresiones tan peligrosas e insidiosas que menosprecian el valor insustituible de la familia basada en el matrimonio» (Juan Pablo II, 4 de junio de 1999). Pero, «el hecho de nacer y de ser educados en un hogar formado por unos padres unidos en una fiel alianza, resulta de gran importancia para los hijos» (Ibíd.).

El matrimonio es la alianza por la que «el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole» (Codex Iuris Canonici, 1055, § 1). Respetar esa unión es «de una enorme trascendencia» para la continuidad del género humano, para el desarrollo personal y destino eterno de cada uno de los miembros de la familia, para la dignidad, estabilidad, paz y prosperidad de la misma familia y de toda la humana sociedad» (Vaticano II, Gaudium et spes, 48).

Por eso la Iglesia defiende con energía la identidad del matrimonio y de la familia. Por ese motivo propone el ejemplo de los «bondadosos esposos Luis y Celia, padres de Santa Teresa de Lisieux», cuyas virtudes heroicas fueron reconocidas por el Papa Juan Pablo II el 26 de marzo de 1994.

martes, 18 de noviembre de 2008

HIJOS : Leonia, sus ultimos dias


A principios de 1941, sor Francisca Teresa abandona su celda para ir a la enfermería, escribiendo esto a sus hermanas:

«Me voy a la eternidad, ¡qué felicidad!... Lo único que tengo sano son los ojos, el corazón y la cabeza, gracias a Dios, pero todo puede tomarlo, porque todo es de Él. Todo lo dejo, incluso mi pequeña y pobre inteligencia».

Durante la noche del 16 al 17 de junio, abandona apaciblemente este mundo en presencia de su superiora, la madre María Inés Debon, que la bendice y la besa de parte de sus hermanas.

En el transcurso de sus 78 años de vida, de los cuales pasó 43 en la Visitación, Leonia conoció multitud de pruebas: sentimientos de inferioridad, fracasos, tinieblas, sufrimientos físicos, tentaciones interiores de rebelión...

Pero aquella niña "inadaptada" de la que nada humanamente se podía esperar se convirtió, mediante la poderosa acción del Espíritu Santo, en una "santa". Todavía recientemente, la madre María Inés Debon, su última superiora, daba testimonio de su bondad, de la sencillez y del recogimiento voluntario de aquella niña difícil de Alençon que llegó a ser, con su esfuerzo y por la gracia de Dios, una consumada salesa.

Esa transformación moral es uno de los éxitos más hermosos del "caminito" de Santa Teresa del Niño Jesús, para quien la santidad es una disposición del corazón que nos hace humildes y pequeños entre los brazos de Dios, conscientes de nuestra debilidad y confiados hasta la intrepidez en su bondad de Padre

(cf. Novissima verba, 3 de agosto de 1897).

A partir de la muerte de sor Francisca Teresa, se propagó rápidamente un impulso de simpatía universal hacia ella. Procedentes de todas las partes del mundo, llegan a la Visitación de Caen peticiones de intercesión, así como agradecimientos por gracias recibidas.

La que tantas preocupaciones causó a sus padres se ha convertido en el recurso de quienes tienen dificultades a la hora de educar a sus hijos.

«¡Oh, Señor!, escribía sor Francisca Teresa, poca brillantez has puesto en mi vida; haz que, como tú, me dedique a los valores auténticos, despreciando los valores humanos, para estimar y desear solamente lo absoluto, lo eterno, el amor de Dios a fuerza de esperanza».

Estas palabras están inspiradas en el libro de la Imitación de Cristo, que ella leía con frecuencia:

«Señor y Dios mío, tengo por gran beneficio tuyo no poseer muchos de esos dones de apariencia y que son motivo de alabanzas y de admiración por parte de los hombres. Y así, al considerar uno su indigencia y su abyección, lejos de sentirse abatido, lejos de sentir pena alguna o tristeza, más bien siente dulce consuelo y gran alegría; porque tú, Dios mío, elegiste a los pobres y humildes y a los desheredados de este mundo para que fueran familiares y domésticos tuyos»

Toda la vida de humildad de sor Francisca Teresa
está presente en esas pocas palabras.

lunes, 17 de noviembre de 2008

HIJOS : Leonia


El 28 de enero de 1899, Leonia ingresa definitivamente en la Visitación de Caen, a la edad de 35 años.

Toma el hábito religioso el 30 de junio de 1899, recibiendo el nombre de sor Francisca Teresa. Las recomendaciones de San Francisco de Sales están presentes en su pensamiento:

«Practiquemos esas pequeñas virtudes propias de nuestra pequeñez: la paciencia, el auxilio al prójimo, el servicio, la humildad, la dulzura, la afabilidad, la tolerancia de nuestra imperfección...

Porque no son nuestras grandes obras lo que agrada a Dios, sino el amor con que las realizamos».

La salud de sor Francisca Teresa sigue siendo muy delicada, de tal modo que las erupciones de eczema le cubren en ocasiones todo el cuerpo.

Un día escribe: «El eczema me reviste de un cilicio desde la cabeza hasta los pies, con picores que me impiden conciliar el sueño, y si por desgracia me rasco, aunque sea un poco, siento verdaderas quemazones. Creo que me ocurriría lo mismo si estuviera en el purgatorio, así que ofrezco mis sufrimientos por todas las grandes causas que afectan especialmente al corazón de nuestro Pontífice y Padre bienamado (el Papa). Todos esos deseos de apostolado me ayudan, finalmente, a ser generosa».

Sufre, además, de constantes migrañas, de dermatosis en el cuero cabelludo, de uñeros, de frecuentes crisis intestinales, de reumatismo, etc.

En 1930, sor Francisca Teresa está muy grave y recibe los últimos sacramentos. «La enferma está verdaderamente en manos de Dios, y salgo totalmente edificado de la conversación que he mantenido con ella», escribe monseñor Suhard, por entonces arzobispo del lugar.

Pero, poquito a poco, consigue reponerse.

Escribe lo siguiente a Celina:

«Ya no consigo aclimatarme a esta triste tierra. Todo me resulta fastidioso y lleno de hastío; reza por esta pobre cobarde, pues en realidad es pura cobardía no querer sufrir por Dios, agraviado hoy más que nunca... Me aferro tanto como puedo a su voluntad, que amo y deseo por encima de todo, pero todos mis pobres esfuerzos resultan infructuosos y me dejan a menudo en un sufrimiento indecible».

No obstante, aquellos padecimientos van acompañados de profundas alegrías. ¡Qué enorme sorpresa cuando se entera de que están canonizando a Teresa!, y escribe: «Teresa era muy buena, ¡pero hasta el punto de canonizarla...!».

El 29 de abril de 1923, el Papa Pío XI la proclama solemnemente beata. Más tarde, el 17 de mayo de 1925, se produce la canonización. Para las grandiosas ceremonias de aquel día, se ha invitado a Roma a las cuatro hermanas Martin, pero las cuatro prefieren el silencio y la discreción del claustro.

«Soy mucho más feliz aquí que estando en Roma, escribe sor Francisca Teresa, prefiero estar en último lugar... Lo más conveniente es el silencio... Pero todo eso, gracias a Dios, lejos de deslumbrarme, me sigue produciendo nostalgia del Cielo»

sábado, 15 de noviembre de 2008

CELIA


Celia, hija del fin del siglo XIX, heredera de su época

Segunda hija de Isidoro Guerin y de Luisa-Juana Macé, Acelia María Guerin (siempre se la llamará Celia) nació el 23 de diciembre de 1831 en Gandelain , que pertenecia a Saint Denis sur Sarthon, en el Orne donde su padre, antiguo soldado del imperio, se había alistado en la gendarmería.

Fue bautizada al día siguiente de su nacimiento en la Iglesia de Saint Denis sur Sarthon . Una hermana, dos años mayor que ella, fue religiosa en laVisitación de Mans con el nombre de Sor María Dositea. Diez años después nació el único hermano, Isidoro, que fue el niño mimado de la familia.

Ella misma en una carta a su hermano define su infancia y juventud como : "tristes como una mortaja, pues si mi madre te mimaba, para mí, tú lo sabes, era demasiado severa ; era muy buena pero no sabía darme cariño, así que sufrí mucho. "

Esta educación marcará su carácter, su manera muy (demasiado ?) escrupulosa de vivir su espiritualidad .


Celia, mujer activa, directora de empresa, comprometida con la justicia…

Después de terminar sus estudios en el convento de la Adoración Perpetua , calle Lancrel, en Alençon, se sintió llamada a la vida religiosa pero, ante la negativa de la superiora, se orientó hacia la formación profesional iniciándose con gran éxito en la fabricación del famoso encaje de Alençon. Hacia finales de 1853 se instaló como " fabricante de encaje de Alençon " en la calle San Blas, número 36 y dio trabajo a domicilio a unas encajeras. La calidad de su trabajo hizo que su taller alcanzara mucha fama . Las relaciones que tuvo con su personal laboral, al que decía era preciso amar como a los miembros de su propia familia, con los vecinos y conocidos, nos la muestra siempre dispuesta a combatir las injusticias y a sostener a las personas que tenían necesidad. La doctrina evangélica conduce sus acciones.

Celia, amante esposa

En el mes de abril de 1858, Celia Guerin se cruza en el puente San Leonardo con un joven cuyo porte le impresiona…Es el relojero Luis Martin. Tres meses más tarde, el 12 de julio de 1858 , tuvo lugar el matrimonio civil a las diez de la noche y, dos horas más tarde, ya 13 de julio y en la intimidad, se celebró el matrimonio religioso en la iglesia de Nuestra Señora bajo la presidencia del abate Hurel , párroco de San Leonardo. El amor que sentía por su marido se puede ver en sus cartas : " Tu mujer que te ama más que a su vida " , "Te abrazo tanto como te amo ". Y esto no son sólo palabras: su más grande alegría fue estar juntos y compartir la vida cotidiana bajo la mirada de Dios.


Celia madre gozosa y probada

Celia experimentará alegrías y sufrimientos al ritmo en el que tienen lugar los nacimientos y las muertes en la familia . Así podemos leer en su correspondencia : " Amo a los niños con locura, he nacido para tenerlos… ", Luego, después del nacimiento de Teresita, su última hija : "He sufrido mucho en mi vida ". La educación de sus hijas mobiliza toda la energía de su corazón. La confianza era el alma de esta educación. Deseaba lo mejor para sus hijos… que fueran santos !
Esto no le impide organizar fiestas, juegos…La familia sabe divertirse.


Celia, enferma pero llena de confianza

Desde 1865 un ganglio en el seno derecho que degenerará en un cancer traerá mucho sufrimiento a Celia. " Si Dios quiere curarme, estaré muy contenta pues, en el fondo de mi corazón, deseo vivir ; lo que me cuesta es dejar a mi marido y a mis hijas. Pero, por otra parte, me digo : si no me curo es que, quizá, será más útil que yo me vaya ".

El 28 de agosto de 1877 a las 12, 30 de la noche, rodeada de su marido y de su hermano, Celia entregó su alma a Dios.

Dejemos a Teresita las últimas líneas:
"De mamá me gustaba la sonrisa, la mirada profunda que parecia decir:" La eternidad me llena de alegría y me atrae. Quiero ir al cielo a ver a Dios".

viernes, 14 de noviembre de 2008

LUIS


En bsusca de un ideal

Luis Martin nació en Burdeos el 1823. Hijo de militar, sus primeros años de vida estarán marcados por la mobilidad familiar. Después, la familia se instaló en Alençon donde Luis comenzará el periodo escolar.

Aprendió relojería en Rennes, Estrasburgo y París. Estos años fueron muy importantes porque en ellos sintió el deseo de consagrarse a Dios en el monasterio del gran San Bernardo.Su dificultad para dominar el latín, le obligó a renunciar a este proyecto.
Abrió una relojería-joyería el 1850 en la calle Puente Nuevo de Alençon.

Hasta su matrimonio en 1858, repartió su tiempo entre su trabajo, el dedicado al ocio-sobre todo a la caza- la meditación y el encuentro con los demás. Participó en el círculo Vital Romet, que reunía una docena de jóvenes cristianos alrededor del abate Hurel y descubrió una forma de compromiso social en el marco de las conferencias de San Vicente de Paul.


Tiempo de matrimonio

Su madre, que no se resignaba a verlo soltero, le habló de Celia Guérin con la que aprendía el arte del encaje. Su primer encuentro en el puente sobre el río Sarthe fue determinante. Se casaron un mes más tarde, el 12 de julio de 1858, a las 22h en el ayuntamiento de Alençon y el 13 , a media noche, según costumbre de aquella época, en la Iglesia de Nuestra Señora.


Su vida conyugal durará 19 años

Estará marcada por
-un proyecto de vivir la continencia en el matrimonio.
-después, por tener hijos, nueve, de los que sólo cinco sobrevivieron .


La correspondencia de la señora Martin revela el profundo amor que unió a la pareja.

Ella también describe su vida cotidiana :
-la participación de Luis en la educación de las niñas…
-su elección profesional al renunciar a su trabajo para ayudar a su esposa en la dirección de la empresa de encaje que había creado
-la fe profunda que anima a la familia y hace que se preocupe por todos los que la rodean
-las repercusiones de la vida social y religiosa de la época (fin del Segundo Imperio y nacimiento de la Tercera República…)
-y, en fin, la larga y dolorosa prueba del cáncer que llevará a la señora Martin a la tumba el de agosto de 1877, a los 46 años.


Tiempo de renunciamiento

Entonces comenzó para Luis el tiempo de viudedad y decidió ir a vivir a Lisieux, cerca de los Guerin, su familia política .

Algunas cartas de este época nos lo muestran como un padre atento con cada una de sus hijas y preparado para aceptar sus proyectos de vida religiosa .
Después de la entrada de Teresa en el Carmelo, comenzó para él, el 1888, la prueba de la enfermedad que le llevará al Buen Salvador de Caen
Durante periodos de mejora , se ocupó de los enfermos que le rodeaban
Paralizado, volvió con su familia en el seno de la cual murió el 29 de julio de 1894. Tenía 71 años.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

EL MILAGRO ...


Louis Martin y Marie-Celie Guerin de Martin, los padres de Santa Teresa de Lisieux, perdieron a cuatro de sus nueve hijos cuando aún eran niños. Tal vez por eso, para muchos resulta un gesto de Dios que el milagro que permitirá su beatificación como esposos sea la curación de un recién nacido italiano que presentaba un mortal problema congénito.

El niño del milagro es Pietro Schiliro, nacido en Milán el 25 de mayo de 2002. Pietro es el quinto hijo de Walter y Adele Schiliro. Tras el parto presentó graves dificultades para respirar, que obligaron a los médicos a practicar terapias de reanimación. El niño presentó, según el parte médico, una "malformación congénita caracterizada por una grave subversión de estructura pulmonar". En la práctica el pequeño Pietro era incapaz de respirar y según la ciencia, nunca podría hacerlo.

Los médicos desahuciaron al niño y ante su inminente muerte, los bautizaron el 3 de junio de ese año. Ese día, por sugerencia del sacerdote carmelita Antonio Sangalli, Walter y Adele comenzaron una novena a los padres de Santa Teresa, invitaron a amigos y conocidos a sumarse a esta oración.

Con el correr de los días muchas personas se sumaron a la cruzada de oración por Pietro. El 29 de junio, cuando Walter y Adele llegaron al hospital en Monza preparados para el desenlace, los médicos les informaron que Pietro estaba mejorando. En unos días se curó por completo y el 27 de julio regresó a casa.

¡GLORIA A DIOS!

martes, 11 de noviembre de 2008

Y Dios vió que era muy bueno....


Acompañada de su hermana mayor, Celia Guerin va una tarde a la casa de las Hermanas de la Caridad en Alengon y solicita de la Superiora ser admitida en su comunidad, pues Dios le ha dado grandísimos deseos de trabajar en las misiones. La Superiora la escucha sonriente y le dice: «Su vocación es para el mundo, Dios la quiere para formar una familia.»

Nunca hubiera Celia esperada esta salida, pero comprende que Dios le ha hablado por boca de la Superiora, y al ver que, pocos meses después, su hermana mayor es admitida como religiosa en el Convento de la Visitación, exclama: «Dios mío, ya que Tú no me quieres por esposa, como a mi hermana, para CUMPLIR TU SANTÍSIMA VOLUNTAD me casaré. Concédeme, al menos, que tenga muchos hijos y que todos ellos a Ti sean consagrados.»


Corría el año 1823. Un soldado muy cristiano, que había servido en los ejércitos de Napoleón el Grande, acababa de tener de su esposa, en Burdeos, un hermoso niño, a quien pusieron en el bautismo el nombre de Luis José Estanislao.

El capitán Martín, arrodillado, dio gracias a Dios «rezando la oración del Padrenuestro», pues tenía aquel valiente soldado una devoción grandísima por la oración dominical.

El capitán Martín, acostumbrado a repetir desde el fondo de su corazón y con toda sinceridad «Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo», daba gracias a Dios por aquel hijo que le había concedido, y se lo consagraba, para que un día fuese misionero.

Han pasado veinte años. El joven Luis Martín, llevado de su amor a la oración, sube una mañana las encumbradas cimas del Gran San Bernardo y llama a la puerta de la histórica Abadía. El Prior le acoge afablemente y le escucha con atención; pero en lugar de abrirle los brazos al punto de recibirlo en la comunidad, como el joven pretendía, le aconseja que vuelva a su hogar, al que retorna Luis, repitiendo con humildad la oración que rezaba su padre: «Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo.»



Sucedió, pues, que el 13 de julio de 1858 fueron unidos en santo matrimonio, en la iglesia de Notre Dame, en Alengon, Celia Guerin con Luis Martín. Aquellas dos vocaciones frustradas dieron resultado el matrimonio de dos seres cuyo mayor deseo era EL DE TENER UN HIJO MISIONERO...

Y así, empezaron a pedir a Dios, con toda el alma, que les diera un hijo que pudiera salvar muchas almas. Y asi fue!

GLORIA A DIOS!!!

viernes, 7 de noviembre de 2008

El Papá de Louis


Pedro Martin, fue el abuelo de Teresita
y el papá de Luis -a quien vemos en la foto-.

Se desposo con la segunda hija del Capitan Boureau , Maria Ana Fanie de 18 años,
su boda se celebro el 7 de abril de 1818, de este matrimonio nacieron 5 hijos:

Pedro , que moriria joven en un naufragio, Maria , fallecida a los 26 años, Luis , predestinado a dar al mundo a Santa Teresita del niño Jesus, Fanny que se ausento de la tierra a los 27, y Sofia muerta a los 9 años.

martes, 4 de noviembre de 2008

Cuando Zelie volvió a La Patria...


En la noche del 26 de agosto de 1877, Luis Martín se dirigio a la iglesia de “Nuestra Señora” en busca de un sacerdote y el mismo quizo escoltar el bendito sacramento.

La familia entera se encontraba reunida alrededor del lecho de muerte de Celia. Sus corazones latían en una misma oración. Teresa recuerda: “La ceremonia de los santos óleos esta profundamente impresa en mi alma. Aún recuerdo el lugar exacto donde me encontraba junto a Celina. Estábamos alienadas de acuerdo a nuestra edad. Papá se encontraba ahí también, sollozando.”

El sacramento fue suministrado mientras la paciente sufría silenciosamente. La Sra. Martín cayó entonces en una especie de coma. Ella estaba destruida, sus piernas y brazos se habían hinchado, imposible mover su cuerpo, imposible hacer que ella oyera algo. Fue necesario interpretar sus pensamientos leyendo los apenas perceptibles movimientos de sus labios. No obstante, sus ojos aún hablaban. Cuando, al día siguiente convocados por una carta de su hija María, el Señor y la Señora Guérin (hermano y cuñada de Celia) entraron a su habitación, ella los recibió con una sonrisa y estrecho en sus brazos durante largo tiempo a su cuñada dirigiéndole una mirada profunda como diciéndole que en ella colocaba sus esperanzas y su gratitud.

Después, ella tuvo una hemorragia. Era la madrugada del martes 28 de agosto de 1877, exactamente 30 minutos después de la media noche, después de una corta agonía, la Sra. Martín murió serenamente.

Inmediatamente, avisaron a las hijas mayores quienes fueron tranquilizadas por la monja enfermera, quien habia dejado a la Sra. Martin a las 9:00 de la mañana. Paulina, quien se había refugiado en una pequeña habitación en el jardin arriba de la lavandería, se dirigió bañada en llanto a las dos pequeñas (Celina y Teresa) aunque tampoco quería interrumpir sus sueños. Ella aún tardo en darles la triste noticia hasta bien entrada la mañana.

El Sr. Martín llevó a Teresa al lecho de muerte de su madre. Ella cuenta la escena: “Papá me llevó en brazos y me dijo: ven a besar a tu pobre mamita por última vez. Sin decir una sola palabra, puse mis labios en la frente fría de mi querida madre.

sábado, 1 de noviembre de 2008

LOUIS



Don Luís Martín su padre, nació en Burdeos en 1823, fue educado en una academia militar, luego quiso ser religioso y se fue a un monasterio llamado Gran San Bernardo situado en los Alpes, lamentablemente no fue aceptado al sacerdocio por no saber latín, luego de esto, aprendio relojería y joyería para mudarse a Alerçon y trabajar con sus padres ya que tenian un negocio propio, esto sucedió en 1850.

Don Luís era de temperameto tranquilo, jamás abrió la relojeria un domingo, éste día lo entregaba como sacrificio al Señor asistiendo a Misa, sus momentos de descanso lo utilizaba en la pesca y caza que eran su entretenimiento preferido.

A los 34 años permanecía soltero, compro una casa la cual disfrutaba con la lectura, la meditación y la jardinería, llevando a su mamá a una preocupación por tal situación pues no se le veía intenciones de matrimonio.