lunes, 2 de marzo de 2009

NOSTALGIA DE CELIA


Esta primera visita al monasterio, avivó en Celia la nostalgia del claustro y le hizo derramar lágrimas amargas. Así lo expresaba en una carta, años después a su hija Paulina:

"Puedo decirte que aquel día lloré todas mis lágrimas, más que cuanto había llorado en mi vida, hasta mi pobre hermana no sabía como consolarme. A pesar de todo no tuve pena de verme allí, no; al contrario, hubiera querido verme yo como ella; comparaba mi vida con la suya y se aumentaba mi llanto. En fin, durante mucho tiempo estuve en espíritu y con mi corazón en la Visitación; con frecuencia iba a ver a mi hermana y reinaba allí una serenidad y una paz que no sabría expresar.
¿Piensas, Paulina mía, tú que tanto amas a tu padre, que le revelé mi aflicción y llegué a entristecerle el día de nuestro desposorio? Pues no; él me comprendía y me consolaba cuanto podía, porque tenía aspiraciones semejantes a las mías; aun creo que nuestro recíproco sentimiento se aumentó por esto, nuestros afectos vibraban siempre al unísono y se portó siempre conmigo como un consolador y un apoyo"


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